Por Mario Terol Sanchís (Graduado en Ciencias de la Actividad Física y Deporte)

Técnico de Ganasalud

 

La pérdida de masa muscular es un proceso más del envejecimiento humano. El sistema músculo esquelético sufre una pérdida progresiva y lenta a partir de la tercera década que se acentúa en edades más avanzadas provocando una reducción en el número de unidades motoras, disminución del área muscular total, menor densidad de fibras, densidad de capilar, entre otros aspectos (Masanés et al., 2010). Como se ha observado en algunos estudios recientes, el ejercicio físico y en especial el trabajo de fuerza, es una herramienta para mitigar y retrasar dicho proceso fisiológico (Wroblewski et al., 2011),

En la actualidad, y de acuerdo a los tiempos de pandemia que atravesamos, la pérdida de masa y fuerza muscular (sarcopenia y dinapenia) puede verse afectada debido al aumento del sedentarismo y la disminución del ejercicio físico. Esta condición no sólo puede provocar innumerables aspectos perjudiciales para nuestro organismo (fragilidad y debilidad, pérdida de calidad de vida, higiene postural…) si no que, además, puede afectar a nuestro sistema inmunitario tan importante en nuestros días. Según un estudio de Argilés et al. (2016) publicado en la Journal of the American Medical Directors Association, la pérdida de masa magra puede conllevar complicaciones para el organismo tales como:

  • Con una disminución de un 10% de la masa muscular disminuye nuestra inmunidad y se incrementa el riesgo de infección.
  • Con un 20% de pérdida de masa muscular existe una disminución de cicatrización de heridas, mayor debilidad muscular y riesgo de infección.
  • A partir de un 30% se puede observar una dificultad para sentarse e incluso riesgo de neumonía.
  • Con un 40% de pérdida de masa muscular existe un incremento de riesgo de muerte usualmente por neumonía.

Desde Ganasalud somos conscientes de la importancia de trabajar la fuerza y sus distintas manifestaciones en cada uno de los programas de ejercicio que realizamos adaptándolos a las diferentes patologías y características individuales. El ejercicio provoca cambios en nuestro sistema inmunitario que pueden ayudar a reforzarlo teniendo en cuenta la dosis-respuesta del mismo así como los distintos componentes de la carga de entrenamiento.

¡Estar más fuerte es sinónimo de encontrarse más sano!

Referencias bibliográficas:

Argilés, J. M., Campos, N., Lopez-Pedrosa, J. M., Rueda, R., & Rodriguez-Mañas, L. (2016). Skeletal Muscle Regulates Metabolism via Interorgan Crosstalk: Roles in Health and Disease. Journal of the American Medical Directors Association, 17(9), 789–796. doi:10.1016/j.jamda.2016.04.019 

Masanés Torán, F., Navarro López, M., Sacanella Meseguer, E., & López Soto, A. (2010). ¿Qué es la sarcopenia? Seminarios de La Fundación Española de Reumatología, 11(1), 14–23. doi:10.1016/j.semreu.2009.10.003.

Wroblewski, A. P., Amati, F., Smiley, M. A., Goodpaster, B., & Wright, V. (2011). Chronic Exercise Preserves Lean Muscle Mass in Masters Athletes. The Physician and Sportsmedicine, 39(3), 172–178. doi:10.3810/psm.2011.09.1933.