Por Marcos Ribera Carbonell (Graduado en Ciencias de la Actividad Física y Deporte)

Técnico de GanaSalud.

En el siguiente artículo trataremos de explicar la importancia que tiene el papel del Ejercicio físico en la Diabetes Tipo 1 para el control de la patología, también conocida como insulinodependiente. Diabetes Tipo 1 y ejercicio físico deberían de ir siempre de la mano para aprovechar al máximo los beneficios que este nos ofrece.

Como bien señaló nuestro compañero Luis Asenjo en uno de los artículos anteriores del blog “Inactividad física y Diabetes Tipo 2la diabetes afecta en la actualidad a más de 463 millones de personas en todo el mundo (1) , por si esto no fuese suficientemente alarmante, la OMS estima que en apenas 30 años esta cifra ascenderá a unos 625 millones de personas diabéticas en el mundo. Estos datos dejan entrever el enorme impacto económico que se generará en los países industrializados, con un gasto sanitario debido a la Diabetes de unos 90.000 millones de euros anuales (2).

En el ser humano sano, las concentraciones de glucosa en sangre se mantienen estables dentro de un estrecho rango, teniendo pequeñas oscilaciones controladas por diferentes procesos que ocurren de forma simultánea, por el hipotálamo en caso de que la glucosa sea baja liberando hormonas como el glucagón, cortisol, adrenalina y noradrenalina para que esta aumente y principalmente por el páncreas que libera insulina cuando la glucosa es demasiado alta para reducir la concentración de glucosa en sangre (3).

Y, ¿En qué consiste la Diabetes tipo 1? Se trata de una enfermedad crónica endocrina, por la cual el páncreas no puede segregar la cantidad necesaria de insulina generando un desajuste sobre los valores normales de la glucosa.

A diferencia de la diabetes tipo 2, la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune donde las células beta del páncreas que son las encargadas de segregar la insulina son destruidas por el sistema inmune al ser reconocidas erróneamente como elementos extraños. Esto genera un déficit de insulina en nuestro cuerpo, que nos obliga a inyectarla para equilibrar el sistema insulina-glucosa.

Todo lo anterior acarrea trastornos crónicos como las posibles lesiones vasculares como las retinopatías (pérdidas parciales de visión o cegueras), neuropatías autonómicas y nefropatías (alteraciones en la frecuencia cardíaca o pie diabético) ya que los capilares de menor calibre y en zonas periféricas son más vulnerables al exceso de glucosa.

Al igual que la insulina en la Diabetes Tipo 1 el ejercicio físico es un potente estimulador del consumo muscular de glucosa (hipoglucemiante) ya que también estimula los transportadores de glucosa GLUT4 hacia el interior de la célula para generar energía, para esto es fundamental que haya insulina, aunque el ejercicio disminuya la cantidad necesaria para contrarrestar la glucosa, sin la cantidad de insulina suficiente el organismo será incapaz de bajar los niveles de esta en sangre.

Además de lo expuesto anteriormente, numerosos estudios muestran que el ejercicio puede contrarrestar las citoquinas proinflamatorias que tienen un impacto significativo en la inmunorregulación. En estos estudios los sujetos con Diabetes tipo 1 con un índice de ejercicio físico mayor poseían un menor requerimiento de la insulina inyectada modulando positivamente la función del sistema inmunitario conduciendo a una respuesta protectora contra el proceso autoinmune dirigido a las células beta del páncreas, mejorando así el control sobre la enfermedad y la calidad de vida (4)

Por todo esto en la Diabetes tipo 1 el ejercicio físico debe fomentarse por razones similares por las que recomendamos la práctica de ejercicio físico en la población general o en la población con Diabetes tipo 2. El ejercicio regular puede disminuir los factores de riesgo de sufrir un evento cardiovascular y ofrece protección contra la mortalidad por cualquier causa (5). Además de esto, el ejercicio debe incorporarse al manejo de la Diabetes tipo 1 ya que durante las sesiones de entrenamiento conseguimos utilizar la glucosa sanguínea, aumentando la sensibilidad a la insulina tanto a corto como a largo plazo, siendo necesaria una menor cantidad de insulina para aprovechar un mayor volumen de glucosa plasmática reduciendo de esta forma la concentración de glucosa en la sangre.

Hagamos un breve resumen: como se puede observar en el gráfico de elaboración propia las personas con Diabetes tipo 1 con la glucosa en sangre alta debido a que su páncreas no funciona correctamente, podrían utilizar como estrategia principal coadyuvante al tratamiento farmacológico de insulina inyectada el ejercicio físico controlado por profesionales con el consecuente resultado de un mejor control de la patología y una mayor calidad de vida.

Desde GanaSalud apostamos por la evidencia científica para mejorar la calidad de vida de nuestros clientes, en este caso reduciendo el riesgo de comorbilidades asociadas a la patología, mejorando la calidad de vida por medio de un mayor control de la misma, aunando la Diabetes Tipo 1 y el ejercicio físico.

Referencias:

  1. Saeedi P, Petersohn I, Salpea P, Malanda B, Karuranga S, Unwin N, et al. Global and regional diabetes prevalence estimates for 2019 and projections for 2030 and 2045: Results from the International Diabetes Federation Diabetes Atlas, 9th edition. Diabetes Res Clin Pract [Internet]. 2019;157:107843. Available from: https://doi.org/10.1016/j.diabres.2019.107843
  2. Rydén L, Grant PJ, Anker SD, Berne C, Cosentino F, Danchin N, et al. Guía de práctica clínica de la ESC sobre diabetes, prediabetes y enfermedad cardiovascular, en colaboración con la European Association for the Study of Diabetes. Rev Española Cardiol. 2014;67(2):136.e1-136.e56.
  3. Galassetti P, Riddell MC. Exercise and type 1 diabetes (T1DM). Compr Physiol. 2013;3(3):1309–36.
  4. Codella R, Luzi L, Inverardi L, Ricordi C. The anti-inflammatory effects of exercise in the syndromic thread of diabetes and autoimmunity. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2015;19(19):3709–22.
  5. Adamo M, Codella R, Casiraghi F, Ferrulli A, Macrì C, Bazzigaluppi E, et al. Active subjects with autoimmune type 1 diabetes have better metabolic profiles than sedentary controls. Cell Transplant. 2017;26(1):23–32.