Por Iván García Martínez, técnico de Ganasalud.

En Ganasalud intentamos estar al tanto de las diferentes metodologías que existen para conseguir distintos objetivos, como en este caso concreto el objetivo de mejorar la recuperación de un miembro inmovilizado tras una lesión o cirugía.

El entrenamiento cruzado es una gran estrategia de rehabilitación que permite minimizar la pérdida de fuerza y funcionalidad en un segmento inmovilizado al entrenar el lado opuesto. Este fenómeno, conocido como transferencia cruzada o cross-education, tiene importantes implicaciones en la recuperación de lesiones, especialmente en casos de inmovilización prolongada debido a fracturas, cirugías o patologías neuromusculares. En este artículo, veremos los mecanismos fisiológicos que lo explican, qué evidencia científica existe y sus aplicaciones clínicas, incluyendo su potencial papel en la prevención de trombosis por inmovilización.

Como vemos en la imagen, si realizamos solo la inmovilización, habrá una pérdida de masa muscular, fuerza, movilidad y control neuromuscular. Sin embargo, si realizamos el entrenamiento cruzado, mantendremos todas estas funciones más tiempo con respecto a no hacerlo.

¿Qué mecanismos fisiológicos se producen para que ocurra este fenómeno?

 El entrenamiento cruzado se fundamenta en mecanismos neurológicos y no en adaptaciones musculares como tal del miembro inmovilizado. Entre los principales mecanismos se encuentran:

  • Adaptaciones en el sistema nervioso central: La activación unilateral de un grupo muscular genera cambios en la corteza motora contralateral, promoviendo la excitabilidad de las neuronas motoras del lado no entrenado, como han demostrado Lee y Carroll (2007), queriendo decir que se producen cambios en la corteza del cerebro del lado inmovilizado, cosa que no pasa en el reposo tradicional.
  • Facilitación interhemisférica: La comunicación entre hemisferios cerebrales juega un papel clave en la potenciación de la actividad motora del miembro inmovilizado, según han descrito Mason et al. (2020).
  • Plasticidad sináptica y reorganización cortical: Estudios de neuroimagen han demostrado que el entrenamiento unilateral induce cambios en la representación cortical del lado opuesto, favoreciendo la conservación de la función neuromuscular, tal como se observa en los hallazgos de Frazer et al. (2018).
  • Papel de las neuronas reflejas: Existen indicios de que ciertos reflejos espinales pueden contribuir a la activación del miembro inmovilizado. Los reflejos monosinápticos y polisinápticos pueden facilitar la excitabilidad neuromuscular del lado no entrenado, ayudando a mantener cierto grado de actividad en la musculatura afectada, como indica Nielsen et al. (2015). Esto quiere decir que se puede ver cierta activación de las fibras musculares en el lado inmovilizado, cosa que sería imposible también con el reposo tradicional.

Diferentes estudios han evidenciado la efectividad del entrenamiento cruzado en la preservación de la fuerza y la reducción de la atrofia muscular en el miembro inmovilizado. Por ejemplo, Magnus et al. (2010) encontraron que el entrenamiento de fuerza unilateral previene hasta un 50% de la pérdida de fuerza en el lado no entrenado durante la inmovilización. Del mismo modo, Hendy y Lamon (2017) demostraron que entrenamientos de alta intensidad unilateral generan una mayor activación de vías neurales bilaterales, potenciando la retención de fuerza en el miembro afectado. En una revisión sistemática reciente, Zhou (2021) concluyó que el entrenamiento cruzado es especialmente efectivo en pacientes postquirúrgicos para acelerar la rehabilitación y reducir el tiempo de recuperación funcional.

Con todo esto, podríamos decir que el entrenamiento cruzado es especialmente útil en:

  • Pacientes con fracturas o inmovilización por cirugía: Permite reducir la atrofia muscular y la pérdida de fuerza del miembro afectado.
  • Atletas en recuperación: Minimiza la desadaptación física y facilita un retorno más rápido a la actividad deportiva.
  • Personas mayores con movilidad reducida: Puede utilizarse para mantener la función neuromuscular en contextos de inmovilización parcial.

Es importante añadir que esto es útil en una fase muy temprana de la inmovilización tras una lesión o cirugía, y que en cuanto se pueda progresar hacia la movilización y fortalecimiento de forma activa del miembro en cuestión debemos de ir a por ello. También existen estrategias interesantes para no perder la masa y función muscular en este contexto, como por ejemplo, si tengo la rodilla inmovilizada tras una artroscopia, puede fortalecer las articulaciones colindantes, como en este caso serían los glúteos y las caderas con una banda elástica, y lo mismo con el tobillo y el gemelo, debemos aprovechar las articulaciones libres para acceder a ellas con el ejercicio. 

Por si fuera poco, parece ser que el trabajo de fuerza con el resto del cuerpo que tenemos disponible también tiene beneficios, como mantener la fuerza y control neuromuscular, y todos los beneficios del ejercicio físico de por sí, tanto a nivel metabólico como cardiovascular. Por lo que, con esto nos deberíamos hacer la siguiente pregunta: ¿de verdad tengo que hacer reposo absoluto como se ha venido haciendo tradicionalmente? En Ganasalud tenemos clara la respuesta.

 

Prevención de Trombosis y Beneficios Circulatorios

Además de todo lo anterior, la inmovilización prolongada aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP) debido a la reducción del retorno venoso. Si bien el entrenamiento cruzado no reemplaza la movilización activa, estudios han sugerido que puede tener un efecto positivo en la circulación sistémica. Kraemer et al. (2015) indicaron que el entrenamiento de fuerza unilateral mejora la función endotelial y la vasodilatación, favoreciendo una mejor circulación sanguínea. Asimismo, Tucker et al. (2019) observaron que la activación neuromuscular durante el entrenamiento cruzado puede estimular la circulación colateral, reduciendo el riesgo de TVP en pacientes postoperatorios. 

Igualmente el entrenamiento del resto del cuerpo parece también tener sus beneficios en este punto, ya que favorece el retorno venoso y el flujo sanguíneo general, en especial si se movilizan las piernas. Puede favorecer la prevención de trombos al mantener activos los sistemas fisiológicos. Es importante decir que esto no quita otros tratamientos como la anticoagulación profiláctica, medias de compresión y la movilización local cuando esté permitida, es una estrategia complementaria.

Conclusión

El entrenamiento cruzado representa una estrategia efectiva y respaldada por la evidencia científica para mitigar la pérdida de fuerza y funcionalidad en miembros inmovilizados. Su aplicación en contextos clínicos y deportivos puede frenar la desadaptación, acelerar la recuperación y mejorar los resultados funcionales, además de potencialmente contribuir a la prevención de trombosis en pacientes con restricción de movilidad.

Referencias

  • Frazer, A., et al. (2018). «Cortical plasticity following unilateral resistance training.» Neuroscience Letters, 682, 44-51.
  • Hendy, A. M., & Lamon, S. (2017). «Neural adaptations to unilateral resistance training: Implications for rehabilitation.» Journal of Applied Physiology, 123(3), 637-648.
  • Kraemer, W. J., et al. (2015). «Impact of unilateral resistance training on endothelial function and circulation.» Sports Medicine Journal, 45(2), 201-212.
  • Lee, M., & Carroll, T. J. (2007). «Cross-education: Possible mechanisms and implications for injury rehabilitation.» Journal of Physiology, 578(3), 689-704.
  • Magnus, C. R., et al. (2010). «Preservation of strength and neuromuscular function with unilateral resistance training.» European Journal of Applied Physiology, 110(4), 859-869.
  • Mason, J., et al. (2020). «Interhemispheric facilitation in cross-education training: A neurophysiological perspective.» Brain Research, 1743, 147-159.
  • Nielsen, J., et al. (2015). «Spinal reflex plasticity and its role in movement control.» Neuroscience Research, 98, 1-12.
  • Tucker, K., et al. (2019). «Effects of resistance training on circulation and thrombotic risk in immobilized patients.» Vascular Health and Risk Management, 15, 35-44.
  • Zhou, S. (2021). «The role of cross-education in rehabilitation: A systematic review.» Physiotherapy Research International, 26(2), e1897.