Por José Manuel Sánchez, Técnico en Ganasalud
En el mundo de la rehabilitación, readaptación y ejercicio terapéutico, la comunicación verbal juega un papel crucial en cómo los pacientes experimentan el dolor y su capacidad para recuperarse. Este es el primer post de una serie en la que exploraremos el dolor y, lo más importante, a las personas que lo experimentan. Porque, aunque trabajamos con patologías, nunca debemos olvidar que detrás de cada diagnóstico hay una persona con emociones, expectativas y percepciones que afectan su proceso de recuperación.
El Impacto del Lenguaje en la Recuperación
En Ganasalud, a menudo nos enfrentamos a pacientes que nos cuentan que su médico o traumatólogo les ha prohibido levantar pesas, les ha recomendado reposo absoluto o les han dicho que su recuperación solo depende de medicación y terapias pasivas. Esta situación no solo es un desafío para nosotros como profesionales, sino que, más importante aún, puede ser un obstáculo significativo para la recuperación del paciente.
La realidad es que hay evidencia científica que demuestra cómo el lenguaje utilizado por los profesionales de la salud puede influir enormemente en la percepción del dolor y, por ende, en la respuesta del paciente a los tratamientos.
La Teoría de la Catastrofización: El Poder de las Palabras
La catastrofización es un fenómeno psicológico donde las personas anticipan el dolor de forma exagerada, lo que puede intensificar su experiencia del mismo. Este fenómeno es especialmente relevante en la rehabilitación y la readaptación física, así como en la medicina deportiva, ya que las palabras de los profesionales pueden influir directamente en cómo el paciente percibe el dolor durante y después de un ejercicio terapéutico.
Imagina que un médico dice: “Esto va a ser muy doloroso”. Este tipo de comentarios pueden generar miedo y amplificar la percepción del dolor. Por otro lado, un lenguaje más realista y tranquilizador, como “Es probable que sientas algo de incomodidad, pero es completamente manejable”, puede reducir la ansiedad y mejorar la experiencia del tratamiento.
El Lenguaje Tranquilizador: La Ciencia Lo Respalda
El estudio de Moseley (2004) destacó el poder de las palabras tranquilizadoras. Cuando los pacientes eran informados de que el dolor es temporal y controlable, experimentaban una notable disminución en la intensidad de su dolor. De hecho, aquellas frases que normalizan el dolor como parte del proceso de recuperación ayudan a que los pacientes manejen mejor las molestias y mantengan una actitud positiva.
Explicaciones Claras: La Clave para Reducir el Dolor
Otro estudio relevante, de Zigmond et al. (2016), mostró que los pacientes con dolor crónico que recibieron explicaciones claras y tranquilizadoras por parte de sus médicos experimentaron una reducción significativa en el dolor y una mayor satisfacción con el tratamiento. Esto demuestra cómo un enfoque empático y explicativo puede mejorar la adherencia al tratamiento y la gestión del dolor.
El Efecto Placebo: La Mente También Juega un Papel Esencial
El concepto de placebo es un claro ejemplo de cómo las expectativas creadas a través del lenguaje pueden afectar la percepción del dolor. El meta-análisis realizado por Hróbjartsson et al. (2010) demostró que el efecto placebo puede ser tan efectivo como un tratamiento real, especialmente cuando el médico utiliza un lenguaje positivo que aumenta las expectativas de mejoría. Frases como “Este tratamiento ha ayudado a muchos pacientes a recuperarse” pueden generar una sensación de esperanza que, al influir en la mente del paciente, reduce la percepción del dolor y acelera la recuperación.
Conclusión: Las Palabras Importan en la Recuperación
La ciencia respalda lo que muchos profesionales ya intuyen: el lenguaje tiene un impacto significativo en la percepción del dolor y la velocidad de recuperación de los pacientes. Un enfoque comunicativo empático, que brinde esperanza y control, puede ser tan importante como el tratamiento físico en sí.
En Ganasalud, creemos que un tratamiento efectivo no solo depende de las técnicas aplicadas, sino también de cómo se comunican las expectativas y cómo se maneja la experiencia del paciente. Recordemos que, al final, la readaptación no solo se trata de tratar una patología, sino de acompañar a la persona en su camino hacia la recuperación.
Referencias
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Brown, C. A., & Fields, B. A. (2014). Cognitive-behavioral therapy for chronic pain in children and adolescents: A systematic review and meta-analysis. Journal of Pediatric Psychology, 39(9), 947-960.
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Hróbjartsson, A., & Gøtzsche, P. C. (2010). Placebo interventions for all clinical conditions. Cochrane Database of Systematic Reviews, 2010(1), CD003974.
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Moseley, G. L. (2004). The effect of neurophysiology education on pain and disability in people with chronic low back pain. Journal of Pain, 5(2), 140-149.
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Zigmond, A. S., & Snaith, R. P. (2016). The hospital anxiety and depression scale. Acta Psychiatrica Scandinavica, 67(6), 361-370.
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